domingo, 22 de junio de 2014

El azul del cielo y el gris de nosotros.

Era demasiado azul
para nosotros
por eso me encargué
de volverlo todo gris ceniza
como si ahora mismo
hubiese acabado una masacre
y nosotros fuésemos todos los restos,
demasiados polvos muertos
y sigo sin distinguir lo que es
que alguien -que no sea yo- te agarre la mano
como queriendo sujetarte todas las ruinas
pero que nadie se tira por ti al vacío como yo.
He perdido la conciencia,
la cordura,
y la cabeza
desde que que ya no eres tú el que me abre las venas
y dejo la puerta entreabierta
por si al volver me encuentras
y haciendo ruido me despiertas.
Sácame a bailar
que se está terminando la canción
o la noche
y yo sigo girando sola,
pisándole los pies al olvido,
dando besos a desconocidos
y ojalá siempre fueras tú
porque sigo sin encontrarle sentido
a llamale amor
a quién no me ha hecho primero la guerra
ni sabe que tengo tantas cicatrices.
Que llorar por llorar
no me hace daño
pero que ni se te ocurra
derramar las lágrimas primero
que se doler más que la vida,
aunque no sea tan bonita
como ella
y me pise los talones
mientras doy vueltas
queriendo esquivarla,
como en esa atracción de feria antigua
en la que espero que te montes conmigo,
mientras que el sol brilla
y nos da igual que no nos guste.

sábado, 14 de junio de 2014

Final perfecto.

Como quién se sube al escenario
y lo hace vestido de amarillo
porque la esperanza es lo único
que le queda por perder
y está seguro de que será
su primera y última vez
en las alturas,
y al terminar miles y miles de personas
le aplaudían desde su cabeza
deseando como final perfecto
una muerte limpia y segura,
como la bala que nunca da en el blanco
pero siempre acierta
en el segundo exacto
en el que las luces se han encendido
estando todo tan vacío
y el suicida muerto.

martes, 10 de junio de 2014

Cuento el tiempo en pasado.

Tocar el fondo
de mi vaso,
contigo.
Tocar el techo
de mi cuarto,
sin ti.

Emepecé a llorar
en el mismo instante
en el que dejaste de sonreír,
empezando  a sentir que la lluvia
me entendía más que tus abrazos,
que desde entonces,
cuando oí descarrilar al tren
que te alejaba de mi,
llevándote de vuelta
a sus piernas
por las que corrías y te corrías,
acelerando en la curva de su sonrisa.
Desde ese momento no hay nada
que me abraze tan fuerte
como la soledad
y no sabes todo lo que me ahoga,
aseguro que ahora
no me arriesgo a perderla
y que perderte me empieza a dar igual,
porque sé de sobra que me amaste
y que al hacerlo hiciste algo imposible,
mi chico amante de las cosas imposibles.
Dándome por perdida
como me doy por sabido
todos los lunares que tienes en la espalda
y los pasos que separan tu cama de la mía,
los minutos que han pasado
desde que perdí la cuenta
de los días que te llevo echando de menos
y a la soledad de más,
todavía no soy consciente  de lo que es
tener más daños que años
pero esta vez me taparé los labios
e intentaré olvidar
como besar.

sábado, 7 de junio de 2014

Me rompí al querer quererte.

Dijo Neruda
quiero hacer contigo
lo que la primavera
hace con los cerezos,
yo quisiera ir a bailar contigo
mientras escribimos poesía
en una espalda tan alta
que nos entra vértigo,
un vértigo de esos
de los que te caes
y no puedes levantarte
en unos días,
en los que no hay nadie
para que te sostenga
la mano al ascender hacia arriba.
Hemos perdido la esperanza
esperando trenes
que jamás van a pasar
o quizá si lo han hecho,
pero estábamos abriéndonos cicatrices
en ese momento.
Ojalá esta salida de emergencia
hoy no sangrase
ni me doliese tanto
como tus ojos, cariño
que están tan cerca del cielo
y yo me corté las alas,
porque creí que de tu mano
se podía volar
y no es así,
sigo declarándole la guerra
a todo lo que me pida la tregua
que necesita la paz,
pero ya sabes que este corazón roto
no sabe querer
ni nadie sabe quererlo
como lo hacías tú.