martes, 5 de marzo de 2019

me has conocido en un momento extraño de mi vida.

Es peor el remedio que la enfermedad
si todas mis enfermedades crónicas me las suturas tú.



De qué sirve que quieras tener mi número
de pasos
si cuando llamo, comunicas

amenazas de bomba.

Lloré porque me di cuenta de que había dejado de quererte
ahora lloro porque el resto no me quiere a mi.
Me niego el amor propio cuando me niegas el amor a mi
pero es que el amor no entra en una cama de 1´35
dónde las sábanas son una carrera de larga distancia
que me separa de ti.

No puedes llenar el vacío
en el que un día cupo un amor no correspondido
que albergó una tristeza parecida a esta.
Pero esta vez son tus ojos los que me
ignoran
y no los de otro.

Quise ser todo lo que un día olvidé que quería ser,
moverme por tu vida como la llama de un incendio
que devastó algo tuyo que no querías:
con paso firme e insignificante.
Y decirte cuando ya todo esté oscuro y en silencio
y me olvides:
no soy quien creías
aunque no pienso demostrarte lo contrario.

Entonces me coronaré como la reina de las dramáticas,
y fingiré que todo esto jamás ha existido.