como el pistoletazo de salida de la carrera para la que no te quedan fuerzas
o incluso es como aquella canción que nunca quieres bailar sola.
Al que le duele es al que escribe
y no al que inspira.
Le duele al que tiene la herida
y no al que la causó.
La causa no justifica los medios,
la causa no es el medio
porque luego no pasa absolutamente nada.
Luego es mañana y ya es tarde.
El mañana no vuelve.
Que no tenemos presente que todo lo pasado ya no tiene futuro.
Que el vértigo a veces es la distancia y está muy cerca pero en ella vemos un precicipio o todos los mundos que nos separan y a la vez se están destruyendo.
El que se marcha es un cobarde aunque a veces el irse es una muestra de valentía,
un alto en un camino que nunca cesa hasta que éste empieza a convertirse en un infierno
y entonces todo
inevitablemente
para.
Pero no termina
porque sigue girando involuntariamente,
al igual que aún siguen quedando corazones bombeando sangre arrítmicamente
y cantautores componiendo sin musa, sólo con recuerdos bajo el brazo.
Huir puede ser la única respuesta a todas las preguntas que nos da miedo formularnos.