domingo, 26 de octubre de 2014

Naufragio.

La ausencia por no estar aquí,
porque haya un sitio vacío
y un corazón más, roto.

Hemos dejado de ser
la cara B de una cinta
que acaba de sonar
por primera vez,
rayando los recuerdos,
haciendo que todo
lo que había existido dentro,
se convirtieran en tiras
de algo irreparable,
como si se tratase
de su órgano bombeante.

Me he dado cuenta
de que mi cura
no tiene remedio
en el momento exacto
en el que he asociado
una llama viva
con la silueta de
una lágrima muerta.
Se han apagado
mis ganas de brillar.

Todas las noches
voy al mismo lugar
y espero
a que el cielo
se ponga del mismo color
que mi estado de ánimo;
gris ceniza,
para superar la pérdida
de mi propia muerte
en vida.

viernes, 10 de octubre de 2014

Una última vez.

Como el yonki que le pide a la jeringuilla que le salve una última vez.

Como el suicidia que le pide a la única bala que gira en el revólver de aquella pistola, en la ruleta rusa que acabe con él una última vez.

Como el asesino que termina de matar, y espera que le detengan para sentir la libertad una última vez.

Como el loco que encontró en la cuerda la estabilidad una última vez.

Como el alcohólico que anhela el sentimiento opuesto al vacío de su botella, antes de joderse el hígado una última vez.

Como el enamorado de corazón roto, que se vuelve a ilusionar sabiendo que en su corazón no cabe una sola grieta más y que ese va a ser su latido una última vez.

Como el poeta que escribe para encontrarse en las líneas que ha perdido en los pasos de su musa y sabe que no la encontrará una última vez.

O como yo, esperando a que te pasees por mi cabeza una última vez.

jueves, 9 de octubre de 2014

Seis cicatrices mal curadas.

Te leo, porque mi cabeza no deja de gritar tu nombre, y mis labios se callan cuando escucho tu voz.

He salido de aquí dentro a reconstruir los rotos de algo que es irreparable, ese corazón no tiene espacio para ninguna tirita mal pegada más.

Te escribo mejor si no me lees. Te veo mejor si no me miras. Y te sueño mejor si estás despierto soñando conmigo.

En declaración de guerra; te he hecho el amor, la paz está a kilómetros de aquí y se la está llevando el viento. Estoy desesperando algo.

Maullan los gatos queriendo pedir auxilio, queriendo. Ojalá alguien los salve de morir siete noches seguidas por una tragedia diferente.

Voy a pintarte un día de esos inexistentes, entre las líneas de todo aquello que no sientes, lo de siempre, precipitadamente, ha empezado a llover y estoy sola llorando.