martes, 10 de junio de 2014

Cuento el tiempo en pasado.

Tocar el fondo
de mi vaso,
contigo.
Tocar el techo
de mi cuarto,
sin ti.

Emepecé a llorar
en el mismo instante
en el que dejaste de sonreír,
empezando  a sentir que la lluvia
me entendía más que tus abrazos,
que desde entonces,
cuando oí descarrilar al tren
que te alejaba de mi,
llevándote de vuelta
a sus piernas
por las que corrías y te corrías,
acelerando en la curva de su sonrisa.
Desde ese momento no hay nada
que me abraze tan fuerte
como la soledad
y no sabes todo lo que me ahoga,
aseguro que ahora
no me arriesgo a perderla
y que perderte me empieza a dar igual,
porque sé de sobra que me amaste
y que al hacerlo hiciste algo imposible,
mi chico amante de las cosas imposibles.
Dándome por perdida
como me doy por sabido
todos los lunares que tienes en la espalda
y los pasos que separan tu cama de la mía,
los minutos que han pasado
desde que perdí la cuenta
de los días que te llevo echando de menos
y a la soledad de más,
todavía no soy consciente  de lo que es
tener más daños que años
pero esta vez me taparé los labios
e intentaré olvidar
como besar.

2 comentarios: