viernes, 11 de julio de 2014

Bonita tú, autodestrucción.

Es cierto, cada vez estoy más guapa y un poco menos viva, un poco más con la vida llena de gris ceniza; más cerca de ser el humo que escupes al final de la última calada, del último cigarro del paquete de la semana, como queriendo soltar todos aquellos 'quédate, no sé ser feliz pero tu risa cicatriza'.
No sé que es tener la certeza de estar cada vez más muerta, ser todas las cabezas que se rompieron pensando en el amor y ahora están enfermas como lo eran cuando era pequeña mis heridas sin alcohol. Pasarse tanto tiempo en el suelo entierra y soy como las flores de la pasada primavera, más bonitas pero sin color.
Se me congela el alma cuando no me besas porque sé lo que es tener unas alas muy nuevas y ni puta idea de como volar. No sé escapar de aquí si no es la música de siempre la que me apresa y me invita a bailar desde que perdí la cuenta de todas las veces en las que no supe como hablar y mis lágrimas calladas desbordan todo el mar que ahoga los recuerdos y no dejan esta noche a la luna brillar y mira que fuerza tienes cuando susurras que no sabes amar y que los corazones rotos cortan y que dos como los nuestros no se pueden juntar. La suerte es un martes trece en el que brille mucho el sol y en el que la poesía termine con los dos de la misma forma de la que nosotros tentamos a lo bonito del desamor.

1 comentario:

  1. Por personas como tú vale la pena seguir pensando que la literatura puede comprendernos y reconfortarnos mejor que nadie. Quién diría que unas cuantas palabras pudieran encerrar tanta belleza y vacío al mismo tiempo. Preciosa. Un 10 no, un 15.

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