miércoles, 3 de junio de 2015

T r á g i c o d r a m a .

Una vez te escribí un poema mediocre
para calcular el tiempo que tarda el fuego
de mi nombre
en atravesar las palmas de tus manos
y la bailarina de mi caja torácica
bailó por primera vez arritmicamente
al compás
de las luces de discoteca
que suenan cada vez que alguien me dice que me hiere
como tú nunca me has querido
y retrocedemos hacia el futuro
para escribir otra vez
sobre las ventanas caladas por tus lágrimas
que sea cierto el jamás.
En las heridas abiertas
siempre hay alguien
girando alrededor de nuestra marchita canción.


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