martes, 14 de enero de 2014

Nos atamos a cosas a las que no nos podemos desatar, como si estuviésemos esperando a alguien que nos ayude a salir de todo esto. Pero nunca llega, como si esperar trenes que no paran fuese la historia de nuestra vida. Sería bonito que alguien aunque sea por error se sentarse a nuestro lado, e hiciese que no nos sintamos tan solos o tan vacíos.
Seguro que no me entiendes cuando digo que algunas noches matan y que la soledad aprieta tanto que aveces es tan fácil quedarse sin respiración. Qué cuando escribes hablando de dos es más bonito, pero como estamos solos intentamos no pensar en la putada que es que el café siempre se enfríe, igual que el otro lado de la cama.

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