lunes, 29 de febrero de 2016

Bis.

Dónde está nuestro error sin solución
fuiste tú el culpable, no
lo fui yo.


Ya nada se marchita como antes,
esto de que haga frío a destiempo
me congela las arterias,
el corazón
y me vuelve tan fría
que no paro de tiritar ausencias.

Pierdo el azul a causa de la tristeza,
aunque no cesa de iluminar al cielo en cada despertar
y el gris ya no asoma el salto que pego desde mi ventana por las mañanas.
Las flores las sigo viendo tan vivas, siendo tan rosas y las espinas hospedan mis frágiles yemas llenas del dolor
de otros.
La culpa sigue siendo mía
y en mi caja torácica todavía alberga la esperanza
de que se la lleven entera,
sin que quede rastro.

No todo lo rojo es sangre
aunque lo parezca, lo sea
y padezca una enfermedad indiagnosticada
que cualquiera que se denomine como especialista calificaría de mortal.
Yo,
que nací con la marca con la que mueren los alérgicos.

Nuestro error sin solución fui yo,
dónde estás
ahora que estoy empezando a contar todas las mentiras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario