Era más cielo
que todos los poetas
que le escriben versos
a unos ojos azules.
Era todas las estrellas
que brillaban a los náufragos
en una noche clara.
Era la lluvia
cuando lloraba,
y su sonrisa era la calma
que brillaba
cuando el sol
no nos cegaba.
Era la tormenta
cuando tenía miedo
de que pasase el tiempo
y nadie le quisiera.
Era las nubes blancas
que tenían forma
de los besos
que nunca había dado.
Y también era cielo
cuando estaba gris,
siéndolo también sus ojos
porque nadie era capaz
de hacer feliz
o de dejar
que el mundo doliese tanto.
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