jueves, 20 de agosto de 2015

Lo peor de mi.

He olvidado tu voz, recuerdo que sonaba a disparo.


Se cortó el flequillo cortándose también la frente por la mitad. Siempre fue muy tarde para remediarlo aunque estuviese a tiempo. Desde que se ha dado cuenta de que está muerta nada le duele. Perder la vida sólo le supone tener las costillas llenas de gusanos, y no de tristeza y la boca cerrada por la rabia que le provoca no poder volver a abrirla. Me provoca su enfermedad y me dice que ella es la cura, la padezco clavándome sus muñecas huesudas que me incitan al llanto provocado por su voz que ya no suena, que ya no escucho y golpean las campanas de una iglesia y sale a correr diciéndome que esta vez no llegará tarde, que para ella la suerte es la muerte con una letra cambiada. Y más que gata es una zorra que muere por séptima vez.
Siempre ha sido lo peor de mi.

De repente temo a la muerte y no a perder la vida, como de pequeña me daba miedo la oscuridad porque no sabía lo que escondía. 

Ella ya no es Iglesia, sino los barrotes de mi propia jaula.

2 comentarios:

  1. Precioso. La última frase define el miedo de mi vida.
    Y qué extraño encontrar mi miedo en tus frases.

    ResponderEliminar